Dios estableció un límite por misericordia

DIOS ESTABLECIÓ UN LÍMITE POR MISERICORDIA
Continuacion de nuestra serie: A LA VÍSPERA DE LA ETERNIDAD

Al volver a leer las Sagradas Escrituras en Salmos 90:10, vemos un límite establecido, leamos la Palabra de Dios:

«Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos.»

El ser humano es el único, de los seres vivos, que sabe que va a morir lo malo es que no sabe cuándo ni cómo y, además de esto, se le suma que no le gusta hablar de ello, ni piensar en ello y ni se prepara para ello. La muerte es ese fenómeno que pone fin al transitar en esta vida, no a la existencia. Significa, biblicamente, separación. Es la separación del alma y del espíritu con el cuerpo. A la muerte, ese monarca del terror, ya deberíamos de estar acostumbrados los seres humanos, pues es tan antiguo casi como el hombre, o sea que la muerte es más joven que Adán pues vino después de la caída del hombre. Si bien su mención es justo después de la creación de Adán, pero se hizo efectiva 930 años después, aunque tenemos que ser sinceros, en la discusión de muchos, si es a partir de su creación o de su caída. El asunto es que es casi tan antiguo como la humanidad y tan antiguo como la caída del hombre. Pablo dijo: Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero (1 Corintios 15:31), aunque ahí hace referencia a los peligros que corría todo el tiempo, pero físicamente es cierto, cada día morimos, no somos los mismos cada día que pasa, aceptémolo, tantas celulas que mueren de nuestra cuerpo cada día, muchas se quedan en el cepillo del cabello, en los estropajos, en las sábanas. El asunto es que no pensamos en eso. Con el tiempo se van viendo las arrugas, las llamadas ‘patas de gallo’, y los dolores en las articulaciones, las canas también son signos del paso del tiempo en nosotros. Pero aún así el hombre no quiere hablar de ello, no piensa en ello y, peor aún, no se prepara para ello. Los adultos se aterran a su mención, los jóvenes están tan ocupados como para pensar en ello y los niños menos que van a pensar en ello… Pero vendrá y no le importará la edad que tenga a quien viene a traer.

No fue ese el plan de Dios, leemos en las Escrituras que Dios Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin (Eclesiastes 3:11). ¿Qué sucedió entonces? Remontémonos nuevamente al Edén, al único mandamiento que dio Dios allá, en Génesis 2:16-17: Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

Al rededor de la palabra muerte —que significa separación— hay varias acepciones de la palabra, generalmente aceptamos tres, a saber: la muerte espiritual, la muerte física y la segunda muerte. Inmediatamente que Adán decide desobedecer a Dios y come del árbol de la ciencia del bien y del mal, juntamente con Eva, no vemos que hayan caído calcinados. Pero la sentencia se tenía que ejecutar. Leemos cuando el Señor lo estuvo buscando y le pregunta: Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? (Génesis 3:9). No crea usted que el Señor no sabía en dónde físicamente estaban Adán y Eva. Esta es una pregunta retórica que más para sacar información sirve para reflexionar, sería como decir: ¿dónde estas ahora? ¿El ofrecimiento a la rebelión que te hizo satanás se ha hecho efectiva? ¿Estás mejor? ¿Eres igual a Dios? ¿O has bajado de categoría? Es que Adán y Eva ya no eran iguales y eso se puede notar en que se avergozaban de su desnudez, tuvieron temor y se escondieron de Dios mismo. Ahí sucedió la muerte espiritual. Pero a partir de ahí comenzaron a morir y se llegó el toque final de la muerte, en el caso de Adán, 930 años después.

En nuestro Salmo, el salmista nos recuerda esto, veamos Salmo 90:7-9: Porque con tu furor somos consumidos, y con tu ira somos turbados. Pusiste nuestras maldades delante de ti, nuestros yerros a la luz de tu rostro. Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; acabamos nuestros años como un pensamiento y luego nuestro texto de los 70 años y los 80 años en los más robustos y luego remacha al seguir afirmando el por qué de este límite en el versículo 11: ¿Quién conoce el poder de tu ira, y tu indignación según que debes ser temido?

Pero esto también es parte de su misecordia para con el hombre, la disciplina del Señor a Adán y Eva al sacarlos del huerto y ponerles límites a su transitar en esta vida, fue un acto de misericordia, regresemos en Génesis 3:22: Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. ¿Nota que el Señor no ha cambiado de parecer en cuanto a que el hombre viva para siempre? El Señor lo sacó del huerto para que no alargue su mano, coma del árbol de la vida y viva para siempre. ¿Entonces cual es el problema? Sí, desea que viva para siempre, pero no en ese estado caído, en muerte espiritual, separado o destituido de la gloria de Dios (Romanos 3:23), entonces lo sacó y proveyó un medio para que el hombre regrese a él, restaurado, veamos el que se ha denominado el pronto evangelicum por excelencia: Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar (Génesis 3:15). La simiente de la mujer que habría de aplastarle la cabeza al diablo, este es Cristo Jesus, el Hijo de Dios, en la cruz quien vino a bucar y a salvar lo que se había perdido. Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén (Galatas 1:3-5) y no sólo del siglo malo sino de la ira venidera (1 Tesalonicenses 1:10), a todo aquel que cree, como está escrito: Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego (Romanos 1:16). Estos que creen en su transitar son llamados vencedores y la segunda muerte no tiene potestad sobre ellos (Apocalipsis 2:11; 20:6).

A propósito, hablamos de muerte espiritual, muerte física y esta, la muerte segunda. Esta última se refiere a la condenación. Es segunda porque es para aquellos que murieron una vez y no tuvieron vida en Cristo. Es segunda porque murieron espiritualmente, la primera muerte, y ahora son condenados con al muerte segunda. Veamos quienes son en Apocalipsis 21:8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Note el contraste con los del versículo 7 qué se son los vencedores e hijos de Dios. Estos resucitaron con Cristo al creer en él, como está escrito: *De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. (Juan 5:24).

Entienda que la eternidad no es algo que es lejano, que algún día ocurrirá, ya está, solo se acerca a su destino en la eternidad. La muerte está a un paso. Nos guste o no, llegará. Es tiempo de prepararse. Y si ya tené vida en Cristo, siga adelante en su peregrinar.

¿Caminamos caminante?
Suyo en Cristo Jesús, su hermano y amigo, Erick Solís Girón.

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