UNA FE FORTALECIDA

RESISTENCIA A SATANAS: UNA FE FORTALECIDA
Continuación de nuestra serie: HOMBRES DE POCA FE

     Le invito a que volvamos a abrir nuestras Escrituras en el evangelio según Mateo 17:20, en dónde leemos la Palabra de Dios para nosotros:

«Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.»

     Dicen los expertos que en varios manuscritos no aparecen las palabras del versículo 21 y otros abogan por tales palabras; el evangelista Marcos las incluye (Marcos 9:29), pero no el evangelista Lucas, pero nosotros aprovechémoslas.

     Dice el Señor: «Este género», o esta clase de demonios. No nos olvidemos que mientras estaba el Señor en el monte de la transfiguración y con él Pedro, Jacobo y Juan, abajo estaba el gentío, los discípulos y los «escribas que disputaban con ellos» (Marcos 9:14), estos escribas estaban compuestos por Fariseos y Saduceos que, a su vez, componían el claustro de sacerdotes en Israel. No está demás recordar que estos eran los acérrimos enemigos del Señor Jesucristo.

     ¿Qué podrían argumentar los escribas? ¿Qué podrían argumentar los discípulos? Probablemente eran varios los tópicos, pero cuando llegó el padre del muchacho para que le sanasen a su hijo, giraron las discusiones en torno a este otro tema.

   Probablemente los escribas hacían resaltar la impotencia de los nueve discípulos ante el supuesto poder superior del demonio, y, lo más tremendo, que podrían afirmar que los demonios que su maestro había sacado anteriormente no eran tan poderosos o se abría puesto de acuerdo con ellos, o algo así, no nos olvidemos que al Señor lo acusaron anteriormente de que en nombre de Beelzebub sacaba demonios (Mateo 9:34; 12:24); o, lo menos duro para los discípulos, afirmaban que el dominio de Jesús estaba limitado a los demonios menos poderosos, son especulaciones, soy sincero, pero sin castigar los textos y sus contextos, sigo preguntando, ¿que podían argumentar todos?

     Cuando el Señor me permitió predicar en el parque Centenario de la capital de Guatemala, estuve predicando feliz por un tiempo sin oposición, pero pronto se reunieron en torno a mí, personas que profesan la religión tradicional y discutían, todos hablábamos al mismo tiempo y me di cuenta que no se nos entendía ni a uno ni a otro, mis oyentes ya se estaban acostumbrando a ver un show; cuando alguno de los que discutíamos tenía que irse, normalmente yo, me gritaban todos ellos ¡el díablo huye, el díabo huye! o sea que yo pensaba muy bien sobre el momento en que tenía que irme, para que no me gritaran o no pasar la vergüenza de que me estaban insultando. Al otro día me presentaba en la predicación y también aparecían los religiosos o tal vez ya me estaban esperando, hasta fotos de sus imágenes llevaban. Eso hacían no solamente conmigo sino con cualquier predicador del evangelio. Noté que una de las cosas que buscaban era enfurecerme, sacarme de quicio y cometer algún pecado de ira y atacarme por ese lado; me di cuenta, también, que era show lo que estábamos haciendo. Entonces tomé una táctica, les dije a los líderes: «Trabajemos en base a preguntas y respuestas, yo pregunto y ustedes me responden y ustedes preguntan y yo respondo» y me funcionó, un tiempo. Mientras ellos respondían yo ya estaba preparando mis siguientes misiles para lanzárselos, buscaba las nueces más durás  —mis preguntas—, para que pudieran roer. Francamente, nunca pensé en personas por quienes murió el Señor Jesucristo, que seguían perdidas en su idolatría, mi meta era ganar y probablemente ellos tenían la misma meta, ganarme. Lo que quiero señalar es que en las disputas, muchas veces, se centran en nosotros (no me mal interprete, la apología es buena y necesaria), pero dejamos lo importante, son personas por quienes murió Cristo y, lo que es tan noble como predicarles, se convierte en un asunto de ganarles y no ganarlos para Cristo.

     Volviendo a nuestra historia. El Señor señala que la dificultad no recaía en el poder de los demonios, ni en la falta de capacidad del Señor, sino de la impotencia espiritual de los discípulos. El Señor señala la falta de oración y de ayuno en los discípulos, en lo que ellos sí eran responsables.

     Cuando habla de la oración, el Señor no se refiere a la oración ofrecida en el momento de expulsar al demonio, no es esa oración accidental que hacemos, sino a una vida movida por la oración, a la vida en comunión con Dios. La palabra oración puede referirse a adoración, oración específicamente y a oratorio. Un oratorio es un lugar en donde se hace la oración o se tiene una vida religiosa, la actividad litúrgica, algunos le llaman capilla y los de las Asambleas Cristianas podemos llamarle Sala Evangélica, Salón Evangelístico, Templos Bíblicos u otros. O sea que la palabra oración hace referencia a toda la vida piadosa, desde ser adorador, a hacer sus oraciones cotidianas (hablar con Dios, decimos) y a su vida como ministro en un culto publico, involucra tanto dentro como fuera de un local de oración, es decir, una vida de dependenci al Señor en su totalidad, en comunión con Dios.

     Mientras Pedro, Jacobo y, Juan estaban con Cristo (insisto en esto), los otros nueve discípulos habían estado en verdaderas batallas orales, soportaban sus chascos ante los escribas y el gentío debido a la negativa del demonio a salir del muchacho y, hasta probablemente, resentimientos personales debido a algún espíritu de celos. ¿Habrían visto a estos escribas como futuros posibles discípulos de Cristo? El estado de sus pensamientos y de su corazón hacía imposible que Dios actuara mediante ellos, pregunto, ¿pensaban más en ganarles a esos escribas? ¿defendían al Indefendible, al Señor Jesucristo? Me atrevo a pensar que pensaban más en ellos, en no hacer o seguir haciendo el fiasco ante ese demonio.

      Permítame dejar en la mesa de discusión otra especulación, pero es válida como humanos que somos y como humanos eran los otros nueve discípulos, entonces, pudo suceder, piense en la siguiente pregunta, ¿estarían resentidos estos discípulos en algún momento porque fueron dejados en las faldas del monte y solamente llevó el Señor a Pedro, Jacobo y Juan? De ser así, podían tener celo del privilegio que tuvieron sus otros tres compañeros. Entonces, ¿Puede Dios obrar a través de vidas así? vidas orgullosas que se centran más en su reputación, vidas llenas de celos entre hermanos.

     La otra cosa que les señala el Señor es la falta de ayuno. En todos los sentidos el ayuno es el abstenerse de alimentos y ellos seguían comiendo, no creo que el Señor se refiera a la comida literal, pues el Señor justificó a sus discípulos ante la acusación de los discípulos de Juan y de los fariseos en cuanto al ayuno, en Marcos 2:18-19: «Y los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunaban; y vinieron, y le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar». El mejor ayuno es abstenerse del egoísmo, de la inmisericordia, de nuestros propios gustos, de hecho, es de lo que el Señor acusa a los israelitas del tiempo de Isaías 58:1-5, léase estos pasajes, por favor, al contrario en los versículos 6-7 asegura el Señor: «¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?» y, dice el Señor, que en vidas así el se habría de manifestar con su luz, como está escrito: «Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia» (v.8) ¡en vidas así es que el Señor se manifiesta! No en vidas llenas pero de nosotros mismos, Jacobo nos dice: «Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros» (Santiago 4:7).

     Continuará, Dios mediante.

     ¿Caminamos caminante?
     Suyo en Cristo Jesús, su hermano y amigo, Erick Solís Girón.    

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