Cuídate de quién te rodea – Parte 2

CUÍDATE, DE QUIÉN TE RODEA, PARTE 2
Continuación de nuestra serie: CUÍDATE

    Hemos leído nuestra advertencia en Miqueas 7:5, en dónde quiero centrarme nuevamente, no quiero dejar un mal enfoque del consejo del Señor. Leamos las Sagradas Escrituras:

«No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe; de la que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca.»

     Repito: En una lectura superfecial del texto, parecería que debe cuidarse de todos incluso de la esposa, ¿Querrá fomentar la desconfianza en nuestro cónyuge el profeta o, más, Dios? ¿Será mejor estar aislados completamente de nuestros semejantes? ¿Prohibe el Señor las relaciones de amistad y buen trato con el vecino, ni de nuestros principes? Es que son preguntas serías que deben ser respondidas. Máxime que nos dice ‘no crean’, ‘no confíen’, ‘cuídense’—ahi la relación con nuestro tema en consideración— y ni tan siquiera hables o sea, no emitas palabra que te comprometa, ni promesa ni nada.

     Ya consideramos el contexto en que habla el profeta y es la decadencia espiritual. Los hombres quieren prescindir de Dios y, debido a ese alejamiento de las leyes de Dios para abedecerle, amarle y temerle, es como se da el caos social y espiritual. Caos social que afecta en todo los estratos, delincuencia, asesinatos, corrupción en los gobiernos, el irrespeto a la vida, irrespeto al matrimonio, sociedades que a lo malo le llaman bueno y a lo bueno le llaman malo, en fin, una suciedad a la que ha llegado la sociedad. Y espiritualmente se ven el avivamiento pero de la impiedad, de religiones falsas; pero también en que los justos no están. Pareciera que estoy describiendo a nuestra sociedad. Pero los justos si los hay, ya comprobamos que si lo hay, pero ¿Dónde están?

     Miqueas afirma Faltó el misericordioso; esa palabra, cómo ya vimos, significa, corromperse, perderse; pero a la vez levanta la voz, que a la vez es como que si levantáse la mano en testimonio, según leemos:

«Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá» (Miqueas 7:7)

     Mas yo, o, en cambio yo, por el contrario yo. Tambien, «en cuanto a mi» (NTV) o «yo, por mi parte» (TLA). La determinación del profeta en el presente estado de cosas, no es aislarse, ni convertirse en un ermitaño, sino en levantar su voz como diciendo: sí hay justos. Este compromiso nos da la idea de:

  • Testimonio. El no se va a quedar callado, el va a anunciar públicamente su fe en el Señor. Aunque todos lo abandonen, él no está dispuesto a hacerlo. Pablo dijo: todos me desampararon (2 Timoteo 4:16) y eso fue cierto, unos amando este mundo cómo Demas (v.10); otros causándole daño como Alejandro el Calderero (v.14); pero en realidad no fueron todos, al menos Tito al irse a Dalmacia deducimos que fue por la misma misión, de Crescente en Galacia no sabemos si tiene el mismo tono como Demás, lo mas probable es que, cómo está unido a Tito, que sea también en la misma misión. Entonces Pablo en realidad no estuvo solo, sino solamente en su juicio, pues habían muchos justos que aman la venida del Señor y que también son merecedores de la corona de justicia que Dios ha prometido, no solamente a Pablo, sino a todos los que aman su venida (vrs.7-8)
  • Fidelidad. Con ese grito de confianza en el Señor, el profeta les va a decir a los demás que si se quieren apartar es decisión y responsabilidad de ellos, pero en lo que me concierne a mi, no dejo al Señor, sigo confiando en el Señor. Se dice que Policarpo, antes de su martirio, dijo: «llevo ochenta y seis años sirviendole, y ningun mal me ha hecho, ¿Cómo he de maldecir a mi Rey, que me salvó?». De manera similar cantó Estanislao Marino, y hasta quiero pensar que se basó en las palabras del mártir: _»Porque he de pagarle mal, al que me hizo tanto bien. ¡Oh mi Señor, ayúdame a serte fiel!»_.
  • Implica preparación. El apóstol Pedro exhorta a qué estemos preparados para hacer apología, a presentar defensa, o dar razón de nuestra esperanza y esto con mansedumbre y reverencia (1 Pedro 3: 15), también el apóstol Pablo a los ancianos, y todo creyente, a qué seamos retenedores de la palabra que ha sido dada, esto para dos propósitos, a saber: a) para exhortar con sana enseñanza; y, b) para convencer a los que contradicen (Tito 1:9).
  • Implica forjar un carácter correcto. Pablo nos dice que el siervo de Dios no debe ser contensioso  sino amable para con todos, a efecto de que corrija a los que se oponen (2 Timoteo 2:24-25).
  • Implica mantenerse en oración. El profeta dice: ‘el Dios mío me oirá’. El Señor Jesucristo dijo que en aquel día no habría de preocuparse de lo que habrian de decir, pero es obvio que necesitan estar en dependencia al Espíritu Santo y que mejor forma que por la oración.

     Es como cantamos: Si se apartan otros de la senda, sigue a Cristo, sigue a Cristo; y levante su mano indicando que ahí hay un justo. Es que debemos presentar la justicia y representarla también. La presentamos con palabras y la representamos con nuestras vidas.

     ¿Caminamos caminante?
     Suyo en Cristo Jesús, su hermano y amigo, Erick Solís Girón.

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