Quebrantar al Hijo, sujetándole a padecimiento

QUEBRANTAR AL HIJO, SUJETÁNDOLE A PADECIMIENTO
Continuación de nuestra serie: COSAS QUE AGRADARON A DIOS.

En las Sagradas Escrituras leemos:

«Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada» (Isaias 53:10).

Lo primero que tendríamos que saber es a quién se está refiriendo el profeta, pareciera una pregunta ociosa y que está demás, los cristianos hemos aplicado al Señor Jesucristo conforme al contexto de las Sagradas Escrituras, pero como últimamente se han levantado grupos de judíos y de otros que se creen judíos —aunque sus cara de maya los delata— que afirman que se refiere a Israel o Jacob. Hay muchas objeciones a esta postura, pero una nada más, el Espíritu Santo nos inspira una historia, de un hombre que era funcionario de Candace, quien era reina de los etíopes, que había llegado a adorar a Jerusalén, era un proselito entonces este individuo, e iba leyendo las Escrituras de regreso y hace esa pregunta ¿de quién dice el profeta esto, de sí mismo, o de otro? Y un evangelista, llamado Felipe, mandado por el Espíritu Santo también, quien se le había acercado le da la respuesta, es obvio, guiado por el Espíritu Santo, El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida (Hechos 8:32-33). Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús (v. 35). De manera que, según el contexto de las Escrituras, se refiere al Señor Jesucristo.

Todo este pasaje nos habla del padecimiento del Señor. Claro que el Señor fue entregado en manos de hombres pecadores (Lucas 24:7); que Judas lo traicionó y lo entregó a los sacerdotes y estos a Pilato (Juan 19:10-11), y que fue por todos los que se habían perdido, es indudable. Todo esto es en esta parte, la de los humanos, la que vieron los evangelistas y nos relataron.

Si vamos a ver detrás de escena quien estuvo detrás del sacrificio de Cristo, encontraremos al Padre, claro que los judíos tienen una participación porque ellos dijeron: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos (Mateo 27:25) y los romanos también, Judas y los sacerdotes; pero no cabe duda que estaba dentro del plan de Dios, Dios en su presciencia —o el conocimiento anticipado que tiene de todas las cosas— vio la rebelión del hombre y fue como dispuso al Hijo como el salvador del mundo, es por eso que se le presenta como El Cordero de Dios, leemos del evangelista Juan: El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Juan 1:29); también Juan, el evangelista y llamado teólogo por Apocalipsis, se le revela: Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo (Apocalipsis 13:8); el apóstol Pedro, por su lado nos escribe, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros (1 Pedro 1:19-20); este insigne apóstol, en su sermón de Hechos 2, también declara bajo el poder del Espíritu Santo y con denuedo: Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. Pero dice que fue por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios. O sea que la cruz no le sorprendió al Padre. Samuel Perez Millos dijo: «Antes que Dios dijese sea la luz, Él dijo: Sea la cruz», y tiene tanta razón.

Esta frase, Jehová quiso quebrantarlo, no significa de que se alegró de una manera mal sana, algo así como cantan los niños cuando le sucede algo malo a otro niño, en son de burla dicen: «¡Lero, Lero candelero! No, para nada, sino que esta actitud, más bien, tiene que ver con la parte de un plan. El siendo inocente, no obstante, Jehová quiso quebrantarlo y lo sujetó a padecimiento.

El apóstol Pablo nos presenta al Señor Jesucristo cono que fue la persona propicia, por eso fue puesto en el lugar propicio y en el momento propicio, leemos en Romanos 3:25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados; dice que Dios puso, esa palabra en el griego significa poner antes de. Estábamos nosotros los violentadores de la ley de Dios y estaba su ley que exige que haga un pago, un castigo para el violador de su ley, entonces Dios colocó al Señor Jesucristo en medio de su ley —que fue violentada— y nosotros —los violentadores de la ley de Dios—y esto lo hizo para que fungiera como propiciación. Esta palabra propiciación —jilasterion, en griego—se repite también en Hebreos 9:5 traducido como el propiciatorio, describiendo a la tapa que cubría el arca del pacto, sobre la cual se rociaba siete veces con la sangre del animal de la expiación y quedar perdonados por haber sido cubiertos sus pecados por un año. El Cordero de Dios fue colocado por Dios como la persona propicia, en el momento propicio y en el lugar propicio, donde habría de funcionar para tal efecto, como Aquel que habría de aplacar la ira de Dios que sobre nosotros debía caer, no por unas horas en la cruz, sino en el lago de fuego y esto por toda la eternidad.

Y lo logró. Cuando haya puesto su vida en expiación, vea la promesa al Hijo: Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Si el hombre se pierde no es por la poca o nada voluntad de Dios para salvarlo, Dios ha provisto para el perdón de sus pecados, esto es, en Cristo Jesús. Confiese al Señor como su Señor y Salvador, creyéndo que el Padre le resucitó de entre los muertos para su justificación.

Y usted que le ha confesado como su Señor y Dios , sígale confesandole, honrandole, sirviendole, creciendo en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Y mientras tanto, siga adelante como caminante.

¿Caminamos caminante?
Suyo en Cristo Jesús, su hermano y amigo, Erick Solís Girón.

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