DESDE LA PREÑEZ HASTA PARIR

DESDE LA PREÑEZ HASTA PARIR.
Continuación de nuestra serie: LÍMITES EN EL NOVIAZGO.

Hemos estado considerando las relaciones sexuales ilícitas, las cuales son el adulterio y la fornicación. El sexo no es malo, el Señor lo dejó para tres propósitos, aunque normalmente solo pensamos en dos, a saber:

  1. Para la procreación.
  2. Para el disfrute en pareja; y,
  3. Para consumar la unidad mística entre esposos, y que a su vez tipifica la unión entre Cristo y la Iglesia.

Y es una bendición, la intimidad sexual es una bendición. Pero no así las ilícitas que siempre traen maldición y es de las que debemos cuidarnos y poner límites desde nuestra soltería, en el noviazgo y en el matrimonio.
A provehemos ahora lo que Jacobo ya nos dijo en cuanto a la tentación: 

Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte

(Santiago 1:12-15).

No vamos a hablar de embarazos no deseados, aunque es bueno recordar la irresponsabilidad que es esto, sino que vamos a hablar de los símiles que usa Jacobo para describirnos la tentación. Y la tentación la asimila como un embarazo, note las palabras:

  1. Atracción y seducción.
  2. Concebido.
  3. Da a luz.

Es tan necio, o más, exclamar luego de haber caído en la tentación: ¡no se qué me pasó, no se qué me pasó!, como decirle a una señora que acaba de dar a luz un hijo: ¿¡y qué le pasó!? Jejejeje, sí sabemos qué fue lo que pasó y es que estaba embarazada, y tanto la que dio a luz a un niño como quien se preñó de la concupiscencia cuando fue atraído y seducido. Pero connota la idea de que no es de la noche a la mañana; a la señora le llevó nueve meses y durante ese tiempo dio evidencias de estar embarazada, el preñado de la concupiscencia desde hace tiempo estuvo dando evidencias de su alejamiento de Dios, de hecho, no perdió la comunión con Dios a partir de que consumó su pecado, sino que consumó su pecado porque ya se había apartado de su Dios. La señora, una vez embarazada ya no hay marcha atrás, sino solamente dar a luz; el preñado por la concupiscencia puede, esta a tiempo, de resistir y soportar la prueba y/o la tentación.

¿Ahora entiende al Señor Jesús? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil (Mateo 26:41); siguiendo con nuestros símiles, el Señor nos está diciendo: No se dejen preñar y solo lo lograrán velando y orando. Así es que velemos y oremos, caro caminante.

    ¿Caminamos caminante?
     Suyo en Cristo Jesús, su hermano y amigo, Erick Solís Girón.

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