¿A QUIEN OYE?

EL TEMOR POR FALTA DE ENTENDIMIENTO: ¿A QUIEN OYE?
Continuación de nuestra serie: HOMBRES DE POCA FE

     Al fir finalizando nuestra temática, HOMBRES DE POCA FE, con la cual el Señor dio reprimenda y, a la vez,  motivación a sus discípulos, nos adelantamos a Mateo 16:16, en dónde leemos la Palabra de Dios:

«Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.»

     Es muy importante lo que usted cree del Señor Jesucristo, sobre quién es él para usted. El Señor les preguntó ¿quien dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Y ellos respondieron según lo que la gente creía de él, al parecer eran cuatro las opciones que los hombres tenían del Señor, todas lo situaban como un gran hombre, un gran personaje. Imagínese a Juan el Bautista, que hasta Herodes creía eso, pues leemos en Mateo 14:1-2 «En aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús, y dijo a sus criados: Este es Juan el Bautista; ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes»; si, creía que el mismo a quien había decapitado había resucitado. La otra idea popular lo señalaba a Elías, otra a Jeremías y otra a alguno de los profetas; pero nadie reconocía en Él que era Dios o el Mesías. El Señor no desmintió nada de eso.

     Entonces él se vuelve a lo que sus discípulos piensan de él. Como que esa es su prioridad, saber que piensan sus discípulos de él. ¿Y ustedes? les pregunta el Señor. Y es como Pedro se anota un diez con su confesión, pero en realidad fue una revelación que recibió del Padre celestial y dió origen también a la frase que han tomado como excusa algunos indicando que la iglesia se fundamente sobre Pedro, aunque lo que el Señor indicó es que sobre la confesión del apóstol, acerca de la divinidad del del Señor Jesús es que Él mismo edificaría a su iglesia.

     Ahora bien, para llegar a tener una buena opinión del Señor Jesús, tener la fe correcta respecto al Salvador, tener la doctrina correcta del fundamebto de nuestra fe, es necesario atender a la Palabra de Dios; a Pedro fue por revelación pero a nosotros por iluminación, porque ya está contenido en las Escrituras. De Pablo leemos: «Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» (Romanos 10:17). Entonces si es importante saber y preocuparnos de a quien oímos y así tener la mejor doctrina, y solamente tenemos tres opciones:

1. A Cristo. En Colosenses 3:16 leemos: «La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales». No está demás recordar que se refiere a la Palabra de Cristo, la Palabra de Dios, la Sagrada Biblia.
2. A aquellos que nos hablan en nombre de Cristo. En 2 Corintios 5:20 leemos: «Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios». No está demás recordar que Pablo nos está hablando del ministerio de reconciliación, que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al mundo y nos encargó ese ministerio de la reconciliación con Dios en Cristo. Se refiere al ministerio de Pablo y sus compañeros, y a todo ministro, de todos los tiempos, sea ministerio escrito u oral, quienes deben hablar del Señor, en el nombre del Señor y que es necesario que estos hablemos conforme a las palabras de Dios y el poder de Dios. Los únicos propósitos de estos solamente son dos, a saber, a) Para la gloria de Dios; y, b) Para la edificación del cuerpo de Cristo (1 Pedro 3:11); y,
3. A aquellos que hablan conforme a sus propias concupiscencias. En 2 Timoteo 4:3 leemos: «Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias». Pero es necesario resaltar y entender, que esas concupiscencias es de los que oyen y los que oyen son los que se amontonan para sí a sus maestros con concupiscencias iguales a las de ellos. De esa cuenta he afirmado que los falsos maestros no tienen víctimas sino complices. Es obvio que estos oirán de Jesus pero de manera distorsionada, el evangelio será diluído, solamente será mencionado para rellenar la charla, o será presentado con corredentores o corredentoras; y sus couch o motivadores —no son predicadores del evangelio—ni lo siguen a Él, ni creen en Él, por lo tanto, ni se lo presentarán a los hombres de la manera más pura como debe ser. Esto es lo que denomino un pecado de lesa humanidad, o que daña a la humanidad porque el único medio de salvación es el Señor Jesucristo predicado por el evangelio y estos al no predicarlo o hacerlo de manera diluida, les están negando a la humanidad ese único medio de salvación.

     ¿A quien oye? Pero no se olvide que conforme es su doctrina así será su estilo de vida.

    ¿Caminamos caminante?
     Suyo en Cristo Jesús, su hermano y amigo, Erick Solís Girón.

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