A LOS CUALES ES PRECISO TAPARLES LA BOCA

LOS OCIOSOS: A LOS CUALES ES PRECISO TAPARLES LA BOCA
Continuación de nuestra serie: LOS RUEGOS DEL APÓSTOL PABLO

     Le invito, en el Nombre del Señor Jesucristo, que abramos nuestras Sagradas Escrituras, esta vez me quiero apoyar en la epístola a Tito, en 1:11, siempre dentro de la actitud hacia los OCIOSOS al AMONESTARLES. Leamos la Palabra de Dios:

«a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene.»

      Ya entendimos la actitud que se debe de tener ante los ociosos y es amonestarles; podemos hacerlo todos, por nuestro pasaje de 1 Tesalonisenses 5:14, o específicamente los ancianos, por el versículo 12.  Hemos sugerido que a los chismosos lo haga cualquier miembro y a los falsos maestros que sean específicamente los ancianos y/o los siervos o alguien que está versado en las Sagradas Escrituras. Un propósito es ganarles para Cristo y que se arrepientan pero, ¿que sucede si continuan esparciendo sus actitudes malsanas y sus falsas enseñanzas, provocando el trastorno, dice Pablo, «de casas enteras».

     Esta expresión «es preciso tapar la boca», puede significar que no debe darsele ninguna oportunidad pública a los contunaces que evidencias su contumacia siendo “habladores de vanidades» y son además, «engañadores” (Tit 1:10).  Traducido a nuestros términos, se les puede y debe cortar de sus privilegios.

    Me voy a centrar en los que van causando cismas en la iglesia, puesto que está muy claro que los chismosos son muy dañitos a la armonia de la Asamblea, pero los que pregonan las falsas doctrinas, destruyen, ademas de la armonía en la iglesia, las almas de las personas, arrastrándolas tras de sí (Hechos 20:30-36).

    Es que los ancianos, como quienes tienen la representación de la asamblea local, ante Dios y las demás asambleas, deben de tener perspicacia, entonces en ellos mayormente debe de haber la capacidad de «probar los espíritus» (1 Juan 4:1) o examinar los ministerios, mediante el don de discernimiento de espíritus (1 Corintios 12:10); por la simple razón de que tienen la obligación de proteger a la grey en contra la confusión, pero esto no solamente de manera pasiva, oyendo y examinando, que claro que debe de hacerlo, sino que también y mayoritariamente, enseñando la sana doctrina y adviertiendo del peligro (Cp. Hechos 20:28-32; 1 Timoteo 1:4).

     Así como estos no están bromeando, pues el efecto de su actuar que «trastornan» o que destruyen casas enteras (Cp. 2 Timoteo 2:18; 3:6), así los ancianos y diáconos no deben tomarlo a la ligera, o sea que es cosa seria no ser atalaya o en no cumplir la función de ser el atalaya del Señor ante su pueblo (Ezequiel 3:20).

    En cuanto a estos contumaces, sus motivaciones siempre van a ser personales para acá en el mundo, en el caso de los que denunció Pablo, y casi siempre es así, es por «ganancia deshonesta», todo lo contrario de los verdaderos siervos de Dios, los ancianos y los diáconos (1Timoteo 3:3, 8; Tito 3:7), pues estos deben ser irreprensibles en el manejo de las finanzas y sus motivaciones no deben ser con avaricia (1 Tesalonisenses 2:5). O sea que muchos que pretendían trabajar para la iglesia, sin duda aprovechaban su cargo eclesiástico para lograr ganancias o beneficios personales, sean pecuniarios o no; y para hacerlo adaptaban sus enseñanzas a fin de agradar a los ricos, o se valían de su cargo sagrado para conseguir favores personales y medraban «falsificando la palabra de Dios» (2 Corintios 2:17) … ¿dónde he escuchado eso? Claro que la cristiandad está llena de estos, pobres simones-el-mago moderos, de hecho, del caso de ese su antepasado es que viene la palabra simonía, que se refiere, según la RAE, a la «1. f. Rel. Compra y venta de las cosas espirituales, como los sacramentos o sacramentales, o temporales inseparablemente anejas a las espirituales, como las prendas y beneficios eclesiásticos» (Diccionario Real Academia Española, en línea).

     La razón para taparles la boca se incrementa en nuestro caso, pues enseñan cosas que no convienen o que son perjudiciales espiritualmente a los hombres, porque los alejan o los entretienen lejos a los hombres de Dios, de su Cristo y de su Palabra.

     Continuará, Dios mediante.

     ¿Caminamos caminante? Entonces, ¡Adelante caminante!
    Suyo en Cristo Jesús, su hermano y amigo, Erick Solís Girón.

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