Y SE ACORDÓ DIOS DE ANA, LA VISIONARIA.

Y SE ACORDÓ DIOS DE ANA, LA VISIONARIA.
Continuación de nuestra serie: Y SE ACORDÓ DIOS.

Ana es nuestro personaje a quien estamos considerando, la última de las cuatro personas de quienes leemos en las Escrituras que se acordó Dios, según leemos: Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella (1 Samuel 1:19). Pero antes de recibir la bendición de Dios para su vida, leemos que con amargura de alma oró al Señor y lloró abundantemente, según está escrito:

«E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza»

(1 Samuel 1:11).

Ana fue directa con el Señor pidió que se acordara de ella, por cierto, fua la única de los cuatro que lo pidió expresamente y Dios se lo concedió. Y, además, pidió un hijo varón. Muy especifica: hijo y varón. No es una concepción machista ni mucho menos. Lo que pasa es que Ana podía ver lo que pocos, probablemente, no se habían dado cuenta, ni Elí.
El contexto de los jueces es el contexto aún aquí y En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía (Jueces 17:6) es una forma de resumir una anarquía, veíamos que, al parecer, era normal que alguien se acercase al tempo borracho y aún las mujeres, se deduce que no había mucha asistencia y esos pocos con esas libertades o libertinajes, el sacerdote se limitaba a estar ‘sentado’ en un pilar del templo viendo a los demás, mientras que sus hijos, quienes ocupaban puestos importantes dentro del templo, eran hombres ‘impios’ (o sea que de lo que acusó Elí a Ana otros lo eran), que no conocían a Jehová (1 Samuel 2:12), y que eran menospreciadores de las ofrendas para el Señor (vrs. 13-17), eran adúlteros y el adulterio lo cometían en el templo mismo con las mujeres que guardaban el templo y Elí no les decía nada (vrs. 22:25), puesto que ya había perdido la visión, era demasiado viejo y pesado (1 Samuel 4:15,18), no podía ver y pesado describen muy bien su vida espiritual: había perdido la visión espiritual y toda capacidad de movilidad, no solamente física sino, más bien, moral, no tenía solvencia para guiar a Israel con hijos así. Según el Nuevo Testamento, Elí actuando de esa forma, no habría mermado su ministerio, ni que le quitara peso su exhortación, sino que quedaría descalificado para el obispado. El sacerdocio se había corrompido por sus sacerdotes mismos.

¿Ahora entiende a Ana? Hijo varón. Se necesitaba a alguien, instruido en el conocimiento de Señor, temeroso del Señor, dedicado al Señor, no uno que se haya corrompido ya, sino que se necesitaba a uno que tenga la solvencia de guiar al pueblo de regreso a su Señor y a su palabra; de hecho, es lo que el Señor manifestó después al sentenciar a Elí y a sus hijos: Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días (1Samuel 2:35). Se dice que los judíos llegaron a considerar a Samuel igual de importante como Moisés.

Ana no solamente pidió hijo sino que sea varón y se comprometió a dedicarlo a Jehová todos los días de su vida. Los primeros años eran trascendentales y luego, cuando ya fuese hombre, iba a ser más fácil que él mismo siguiera a su Dios, por convicción, y que no lo sirviera por si le posición, como está escrito: Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él (Proverbios 22:6).

Bendito sea el Señor por aquellos padres abnegados que educan a sus hijos para el reino; antes de para la vida, que es importante, pero más para el Señor, más para la vida eterna, para la piedad. Ha, la influencia de las madres es muy poderosa sobre la vida de sus hijos y bienaventuradas aquellas que como Ana piden para dedicar al Señor lo que pidieron. ¿Y las abuelas? Qué gran trabajo pueden realizar también.

¿Caminamos caminante?
Suyo en Cristo Jesús, su hermano y amigo, Erick Solís Girón.

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