¿POR QUÉ CONTROLAR LA LENGUA?, PARTE 7

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¿POR QUÉ CONTROLAR LA LENGUA?, PARTE 7
Continuación de nuestra serie: LOS PECADOS DE LA LENGUA

     Le invito a que abramos nuestras Sagradas Escrituras, en Santiago 3:17-18, en dónde leemos la Palabra de Dios:

«Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.»

     La verdad es que como no me gusta el número 6 para lo sacro, entonces sub dividí está mi conclusión en una séptima parte. Hemos visto que en Santiago 3, se nos presentan algunas razones para controlar nuestra lengua, a saber, I) porque puede condenar; II) porque puede controlar; III) porque puede corromper; IV) porque los creyentes ya la podemos controlar; V) Porque la conducta es testimonio de su sabiduría; VI) Porque el uso de la lengua con contención es evidencia de sabiduría pero la terrenal, animal y diabólica; y, además,

VII. Porque el uso de la lengua controlada es de testimonio contundente de la verdad.

    En el versículo 17 hay otro pero, otro contrario, es a manera de contraste, es decir, el primer pero contrasta a la sabiduría de lo alto con la terrenal, animal y diabólica; y ahora, contrasta a la sabiduría terrenal, animal y diabólica, el efecto es el mismo, el hacernos entender y que reflexionemos qué tipo de sabiduría tenemos, dándonos sus características o lo que produce para hacernos fácil tal tarea.

    Es primeramente, o para empezar, es pura, tiene una limpieza en sí misma y, por ende, va a limpiar, de tal manera que quien  la posee tiene una pureza en pensamiento, sentimiento y voluntad, lo cual se refleja en su forma de pensar, sentir y actuar; de tal manera que le afecta en espíritu, alma y cuerpo; es puro en su doctrina, en su fe y en sus prácticas; entonces su doctrina, moral y acciones son incontaminados. Pero también dice que es pacífica, o que ama y promueve la paz, la paz con Dios, con sus semejantes y consigo mismo y busca que sus congéneres gocen de lo mismo, de la paz; con Dios porque recibe el evangelio y lo predica, con sus semejantes porque busca la justicia con ellos y el efecto de la justicia es la paz, el reposo y la seguridad (Isaías 32:17) y paz consigo mismo porque al creer en el evangelio tiene paz para con Dios (Romanos 5:1) y la procura ante sus semejantes, entonces no tiene una conciencia que le reproche y lo fiscalice acusándolo. Pero el buscar la paz con los demás no es a costa de sacrificar la pureza y la verdad sino que van relacionadas, predicar la verdad nos trae justicia y la justicia no trae la paz regulada por la pureza de la verdad de Dios; o sea que no hay lugar ni para el ecumenismo y ni para el pragmatismo y ni el eclecticismo, lugares en dónde siempre se sacrifica la verdad con tal de ganar o la concesión de algún derecho. Pero, y atiéndalo bien, cuando la iglesia se sienta a una reunión ecuménica, nunca va a ganar sino que siempre va a perder, aunque le hagan grandes consesiones, verbigracia, la gran reunión en el año 316, entre líderes cristianos y el Estado romano con Constantino, dando a luz lo que hoy se conoce como el catolicismo romano.

     Pero está sabiduría también es benigna o es buena, es bondadosa, esto significa, al relacionarla con la pureza y la pacificación, que el sabio es conciliador, que está dispuesto para ser pronto a oír, tardo a hablar y más tardo aún para airarse (Santiago 1:19) o sea, está dispuesto a razonar, a ceder cuando la verdad lo demanda o a hablar la verdad cuando se requiere, siempre con mansedumbre y reverencia (1 Pedro 3:15); eso significa, entonces, que no es obstinado, ni inflexible y ni habla ni actúa irreflexibamente. Pero tambien es llena de misericordia, o está saturada, está atiborrada, o sea, no da cabida a cosa mala sino a la misericordia, todo lo que hace es con compasión a los demás y también llena de buenos frutos y estos hacen que tengamos una conciencia tranquila pues no hay cabida a la incertidumbre ni a la hipocresía. Quien posee está sabiduría ayuda a todos y responde correctamente de manera abnegada. Y todo esto es hacer justicia y es lo que contribuye a la paz.

    O sea que la sabiduría se ve a través de la conducta de quién la posee. Por eso repito mi dicho: Mas vale que diga palabras dulces, no sea que se las tenga que tragar, que, de hecho, así sera

     ¡Ay la lengua! Un miembro tan pequeño pero qué gran mal puede causar a todo su entorno, cuando los necios hablan; pero qué gran bendición puede proveer cuando es usada por los sabios.

     ¿Caminamos caminante?
     Suyo en Cristo Jesús, su hermano y amigo, Erick Solís Girón.

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